Cómo recuperar especies al borde de la extinción revitaliza los ecosistemas
Los científicos a menudo estudian las consecuencias de la pérdida de vida silvestre a causa de la caza, la destrucción del hábitat y el cambio climático. Pero, ¿qué sucede cuando se recuperan especies al borde de la extinción?
Investigaciones han demostrado que la recuperación de especies "clave", aquellas que tienen un gran impacto en su entorno, es vital para la salud de los ecosistemas y puede traer beneficios inesperados para los humanos.
Aquí hay algunos ejemplos destacados de América del Norte.
- Lobos -
Pocos animales evocan tanto el espíritu de la naturaleza salvaje estadounidense como los lobos. Aunque eran venerados por las comunidades indígenas, los colonos europeos que llegaron a partir de 1600 los demonizaron y buscaron exterminarlos.
A mediados del siglo XX, quedaban menos de mil lobos grises en Estados Unidos continental, frente a por lo menos un cuarto de millón antes de la colonización.
La Ley de Especies en Peligro de Extinción, aprobada en 1970, ayudó a revivir a este depredador ápice (en la cúspide de su cadena alimentaria) en partes de su área de distribución previa.
Luego, a mediados de la década de 1990, el gobierno federal llevó lobos de Canadá al Parque Nacional de Yellowstone, lo cual creó una suerte de laboratorio natural para los científicos.
Los recién llegados mantuvieron bajo el número de alces, lo que impidió que éstos abusaran de la vegetación, proporcionando a su vez material para los nidos de las aves y las presas de los castores, un fenómeno conocido como cascada trófica.
La vegetación recuperada ayudó a detener la erosión de los lechos de los ríos, cambiando sus cursos al reducir los meandros.
Otros efectos se observaron. Por un lado, mientras construyen sus presas, los castores crean estanques profundos que los peces y las ranas necesitan para sobrevivir. Por otro, en sus cacerías, los lobos apuntan contra presas débiles y enfermas, asegurando la supervivencia del más apto.
Un artículo reciente mostró además que los lobos traídos al estado de Wisconsin mantuvieron a los ciervos alejados de las carreteras, lo que redujo las colisiones con automóviles.
Amaroq Weiss, una bióloga del Centro para la Diversidad Biológica, con sede en Arizona, comparó los ecosistemas con tapices. Así, "cuando quitamos algunos de los hilos, debilitamos ese tapiz", dijo a la AFP.
Se calcula que actualmente hay más de 6.000 lobos grises en Estados Unidos continental. La principal amenaza es la caza legalizada en algunos estados.
- Búfalos -
La historia del búfalo americano, también conocido como bisonte, está indisolublemente ligada a los albores de Estados Unidos.
De un estimado de 30 millones, el número de búfalos se desplomó a apenas cientos a fines del siglo XIX, cuando el gobierno estadounidense trató de eliminar a los nativos de las tribus de las planicies cuya forma de vida dependía de este animal.
"Fue un genocidio intencional sacar a los búfalos, sacar a los indios y confinarlos a las reservas", dijo a la AFP Cody Considine, de la oenegé The Nature Conservancy (TNC).
Estos animales son una parte integral de los esfuerzos de TNC para restablecer las praderas de Nachusa Grasslands en Illinois.
Los búfalos, que se introdujeron allí en 2014 y ahora suman alrededor de cien, prefieren comer pasto a las plantas con flores y leguminosas, lo cual permite que prosperen varias aves, insectos y anfibios.
"Algunas de estas especies sin ese pastoreo simplemente desaparecerían", apuntó Considine.
Además, mientras se alimentan, los bisontes rasgan el suelo con sus pezuñas, aireando la tierra, lo que ayuda aún más a que crezcan las plantas y se dispersen las semillas.
Actualmente, TNC gestiona unos 6.500 búfalos y está creando un programa piloto para transferir el exceso de animales a las comunidades indígenas, en el marco de sus esfuerzos para recuperar el mamífero nacional de Estados Unidos.
Ahora se cree que unos 20.000 búfalos deambulan en "manadas de conservación", aunque ninguno es verdaderamente libre, según Considine.
- Nutrias marinas -
Como depredadores dominantes de los ambientes marinos cercanos a la costa, las nutrias marinas juegan un papel muy importante en su ecosistema.
Históricamente, se extendieron por la costa oeste de Norteamérica, desde Baja California hasta Alaska, y por Rusia y el norte de Japón, pero la caza en los años 1700 y 1800 diezmó su número, que llegó a ser de 300.000.
Durante un tiempo se pensó que habían sido completamente exterminadas en California, pero una pequeña población sobreviviente de alrededor de 50 las ayudó a recuperarse parcialmente hasta alcanzar cerca de 3.000 en esta región en la actualidad.
Jess Fujii, del Acuario de la Bahía de Monterrey, en la costa norte de California, dijo a la AFP que una investigación realizada durante la década de 1970 en las Islas Aleutianas mostró que las nutrias mantenían el equilibrio del bosque de algas al controlar las poblaciones de erizos de mar que se alimentan de ellas.
En la última década han salido a la luz interacciones más complejas. Estas incluyen los beneficios aguas abajo de las nutrias para los hábitats de hierbas marinas en los estuarios de California.
Allí, las nutrias marinas controlaban a la población de cangrejos, lo que significaba que había más babosas de mar que podían alimentarse de algas, manteniendo sanas las praderas de hierbas marinas.
Las praderas de hierba marina son como un "vivero" para los peces juveniles, y también reducen la erosión, lo que puede influir en las inundaciones costeras.
"Las algas y las hierbas marinas a menudo se consideran buenas formas de secuestrar carbono, lo que puede ayudar a mitigar los impactos continuos del cambio climático", enfatizó Fujii, un ejemplo de cómo la destrucción de la naturaleza puede empeorar el calentamiento global.
(W.Budayev--DTZ)