Jimmy Carter, de 99 años, encabeza el funeral de su esposa Rosalynn
Jimmy Carter asistió el martes a un último homenaje en Atlanta a su esposa y ex primera dama de Estados Unidos Rosalynn Carter, fallecida hace una semana a los 96 años.
El expresidente, de 99 años, que recibe cuidados paliativos desde febrero, llegó a la iglesia Glenn Memorial en silla de ruedas, con el rostro demacrado, en una de sus escasas apariciones públicas recientes.
Estaba sentado en primera fila junto al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el expresidente Bill Clinton y las cinco primeras damas vivas de Estados Unidos -Jill Biden, Laura Bush, Hillary Clinton, Michelle Obama y Melania Trump-, así como los 11 nietos y 14 bisnietos de la pareja.
Rosalynn murió el 19 de noviembre "en paz, con su familia a su lado", en la casa del matrimonio en Plains, en el estado de Georgia, informó en un comunicado la fundación que gestiona la imagen y el legado del político.
Rosalynn se distinguió a lo largo de su vida por su compromiso con la democracia, los derechos humanos y las cuestiones de salud.
Jimmy y Rosalynn Carter se casaron en 1946 y formaron una pareja inseparable tanto en la esfera pública como en la privada.
Rosalynn estuvo involucrada en las campañas y la carrera política de su marido, participando incluso en "reuniones de gabinete y sesiones informativas clave" cuando él era presidente entre 1977 y 1981, según la página web oficial de la Casa Blanca.
"Rosalynn fue mi compañera a partes iguales en todo lo que he logrado", declaró el Premio Nobel de la Paz Jimmy Carter tras la muerte de su esposa.
"Me daba buenos consejos y siempre me animaba. Mientras Rosalynn estuvo en el mundo, supe que alguien me quería y me apoyaba", añadió el exmandatario demócrata.
La despedida de Rosalynn comenzó el lunes cuando antiguos y actuales agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos, que protege a las familias presidenciales, escoltaron su ataúd hasta la Biblioteca y Museo Presidencial Jimmy Carter en Atlanta. El público fue invitado a presentar sus últimos respetos.
(V.Sørensen--DTZ)