Un rey anciano y poco apreciado, todo un reto para la monarquía británica
Ningún soberano británico ha esperado tanto tiempo para subir al trono. La llegada ahora del anciano y poco querido Carlos III abre un periodo delicado para una monarquía que resistió a las crisis durante el largo reinado de su madre.
Isabel II fue coronada en 1953 con sólo 25 años, en un ambiente de entusiasmo nacional en un país que aún se recuperaba del trauma de la Segunda Guerra Mundial. Y toda su vida fue una figura muy popular y respetada.
Pero la llegada de su hijo es muy diferente. A sus 73 años, es un "anciano" que sube al trono, dice a la AFP Robert Hazell, profesor de derecho constitucional en el University College London.
"Será muy difícil para él tomar el relevo de la reina", considera, y "es probable que la monarquía viva momentos difíciles".
Nacido en 1948, Carlos se casó en 1981 con Diana Spencer, con la que tuvo dos hijos, Guillermo y Enrique, antes de que su matrimonio se desintegrara y las revelaciones públicas sobre sus respectivas infidelidades les llevaran al divorcio.
Tras la trágica muerte de Diana en 1997 en un accidente de coche en París, perseguida por los paparazzi, Carlos se casó con su antigua amante Camilla Parker Bowles en 2005.
El nuevo rey es conocido desde hace tiempo por sus controvertidas, y a veces ridiculizadas, opiniones sobre temas como la agricultura y la arquitectura moderna (que no le gusta).
Aunque sus preocupaciones medioambientales sean ahora ampliamente compartidas, tendrá que mantener una neutralidad férrea, ya que a partir de ahora cada una de sus palabras será escrutada y comentada.
En 2018, aseguró a la BBC ser consciente de que una vez en el trono tendría que abstenerse de tomar posición: "No soy tan estúpido".
Pero esta neutralidad es "muy difícil" de mantener, especialmente de cara al movimiento independentista en Escocia, y al mismo tiempo querer salvaguardar la monarquía, señala Hazell, que sin embargo destaca el "fuerte sentido de servicio público y deber público" de Carlos.
- Sin el "aura" de Isabel II -
Carlos inicia su reinado siendo mucho menos querido que su madre. Según un sondeo de YouGov de 2021, poco más de un tercio de los encuestados pensaba que sería un buen rey, mientras que más del 70% tenía una opinión favorable de la reina.
Esto puede reavivar las esperanzas de los partidarios de abolir la monarquía en favor de una república, una idea apoyada sólo por el 15% de los británicos en los últimos años.
Carlos "no está protegido por la misma aura casi impenetrable que la reina", según Graham Smith, director del movimiento Republic.
Para mantener la institución, Hazell cree que es "concebible" que Carlos pueda abdicar en favor de su hijo Guillermo, nacido en 1982 y muy popular, una opción que siempre rechazó Isabel II.
- Tren de vida reducido -
Pero en opinión de Smith, "no se va a rendir".
Ante las crecientes críticas al tren de vida de la monarquía, los expertos monárquicos atribuyen a Carlos un deseo de reducir el número de miembros oficiales de la familia real, que viven a expensas de la corona y se dedican a los compromisos públicos. Actualmente son una decena.
Esta tendencia ya comenzó con la retirada del príncipe Andrés, hermano de Carlos, acusado de abuso sexual a una menor en Estados Unidos, y la marcha de su hijo Enrique, y la esposa de este, Meghan, a California.
Hazell considera que el interés de esta estrategia, más que financiero, consiste sobre todo en limitar los riesgos de que un miembro de la familia real "cometa un desliz".
La propia Isabel II expresó en febrero de 2022, con motivo de sus 70 años de reinado, el deseo de que Camila fuera nombrada "reina consorte", pese a que durante mucho tiempo la familia real había indicado que se la trataría simplemente como princesa para no escandalizar a la opinión pública.
(P.Tomczyk--DTZ)