El tifón Man-yi pierde fuerza tras atravesar la principal isla de Filipinas
El supertifón Man-yi fue degradado a tifón este domingo al atravesar la isla más poblada de Filipinas, donde causó inundaciones y corrimientos de tierra, indicó el servicio meteorológico nacional.
Esta tormenta es la sexta que azota Filipinas en el último mes.
Cada año, una veintena de grandes tormentas y tifones azotan este archipiélago o sus aguas circundantes, matando a decenas de personas, pero es inusual que se produzcan varios fenómenos meteorológicos de este tipo en un lapso tan breve.
Man-yi seguía siendo un supertifón cuando tocó tierra en Luzón, con vientos de hasta 185 km/h, pero se degradó a la categoría de tifón durante su paso por la isla más poblada de Filipinas.
Según su trayectoria prevista, el lunes atravesará el norte de la capital, Manila.
Más de un millón de personas huyeron de sus hogares ante las advertencias del servicio meteorológico sobre el impacto "potencialmente catastrófico y mortal" de la tormenta.
"Vi cómo volaban las chapas de los tejados de las casas", contó Julius Fabianes, socorrista en la ciudad de Baler.
El supertifón azotó el sábado por la noche la poco poblada isla de Catanduanes.
Por el momento "no se registran víctimas, quizás porque la gente siguió las órdenes de evacuación", dijo el domingo a AFP Roberto Monterola, jefe de operaciones de rescate de la provincia de Catanduanes.
El alcalde Cesar Robles compartió fotos en Facebook de postes de electricidad derribados, casas dañadas, árboles y techos sobre las calles.
"Pepito fue muy fuerte, nunca experimenté un tifón tan fuerte", comentó Robles en esa red social, utilizando el nombre con el que los filipinos se refieren a la tormenta.
"Aún es un poco inseguro, todavía hay ráfagas de viento y hay muchos escombros", agregó.
En la provincia de Albáy, Myrna Perea, su marido y sus tres hijos se refugiaron en un aula con otras nueve familias tras recibir la orden de abandonar su casa de chapas metálicas.
Los cinco compartieron un colchón bajo el único ventilador que colgaba de la sala. "Aunque la casa quede destruida, lo importante es no perder a un miembro de la familia", declaró Perea, de 44 años.
Al menos 163 personas murieron en las recientes tormentas en Filipinas, que dejaron a miles sin hogar, destruyeron cosechas y diezmaron ganados.
(S.A.Dudajev--DTZ)